Han pasado más de ocho años desde la última huelga general. La movilización del 20 de Junio de 2002 contra el decreto que rebajaba la cuantía y duración de las prestaciones por desempleo obligó al gobierno del PP presidido entonces por Jose María Aznar a retirarlo casi por completo. Ahora un gobierno que se autoproclamó de izquierdas en su llegada al poder y que siempre prometió salvaguardar los derechos de los trabajadores, aprueba un decreto que, entre otras medidas, facilita y reduce el despido y sus indemnizaciones, excusándose en la altísima tasa de paro y la abultada contratación temporal. Todo como consecuencia de una crisis global producida por los bancos y que de nuevo demuestra que este sistema solo atiende al mercado y sus beneficios, a costa de los derechos de todos los trabajadores.
Nos cuentan hoy que las medidas de esta reforma son para mejorar la productividad y flexibilizar el mercado laboral, motivos que en lugar de alivio provocan más bien sospecha. A todo esto se suma la constatación cada día que pasa sobre la voluntad del gobierno y sus socios nacionalistas de dejar en la mínima expresión el actual estado de bienestar: retraso en la edad de jubilación, recortes salariales, congelación de las pensiones… Es hora de demostrar en la calle que ni somos culpables, ni estamos dispuestos a que nos hagan sentir como tales. La clase trabajadora no es responsable de sostener un sistema claramente finiquitado y no está dispuesta a pagar sus deudas y las de los bancos que lo financian.
Nos cuentan hoy que las medidas de esta reforma son para mejorar la productividad y flexibilizar el mercado laboral, motivos que en lugar de alivio provocan más bien sospecha. A todo esto se suma la constatación cada día que pasa sobre la voluntad del gobierno y sus socios nacionalistas de dejar en la mínima expresión el actual estado de bienestar: retraso en la edad de jubilación, recortes salariales, congelación de las pensiones… Es hora de demostrar en la calle que ni somos culpables, ni estamos dispuestos a que nos hagan sentir como tales. La clase trabajadora no es responsable de sostener un sistema claramente finiquitado y no está dispuesta a pagar sus deudas y las de los bancos que lo financian.
Si quieres hablar sobre estos y otros temas relacionados te esperamos este viernes 24 en Amics Malva. C/ Cavite, 73. Malva-rosa. Pariticipación abierta.
Amics Malva
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