Recientemente el Ayuntamiento ha explicado cual es la organización de la ciudad. Qué zonas son verdes y cuáles se destinan a otro tipo de usos. Pero, ¿cuáles de esta zonas son realmente verdes? ¿Están los eternos descampados catalogados como zonas verdes? Para hacer un diagnóstico de la situación hemos construido un catálogo de zonas verdes de la Malvarrosa.
Todos los vecinos tenemos una idea bastante clara de que es una zona verde, un parque o un jardín. Según la RAE un parque es una zona de la ciudad destinada a jardines, arbolado y recreo, pero ¿es esta la definición que maneja el Ayuntamiento de Valencia? Los parques y jardines contribuyen claramente a la salud social y física de los vecinos. En ellos pueden jugar los niños, nos podemos escapar del ajetreo diario, hacer deporte, respirar, encontrarnos con nuestros vecinos y organizar todo tipo de actividades culturales y sociales. La necesidad de las zonas verdes está refrendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aparte de recomendar que tengamos una dieta mediterránea o que nos vacunemos, recomienda que en las ciudades se dispongan de 10 a 15 metros cuadrados de parques y jardines por habitante. En Valencia a penas llegamos a disfrutar de la mitad de este espacio, 5.3 m2. Habrá quien piense que el objetivo marcado por la OMS es inalcanzable, pero no faltan los ejemplos de ciudades comprometidas con la calidad de vida de sus ciudadanos. En Victoria disfrutan de 23.4 m2, y tampoco escasean en Sevilla o Logroño, mientras que Valencia, Alicante o Murcia apenas si podemos ver el verde..
Pero, ¿cuántos de estos parques y jardines hay en la Malvarrosa? ¿Cuántos deberían haber según el Ayuntamiento? ¿En que estado se encuentran? Para responder a estas cuestiones hemos elaborado un catálogo, hemos recorrido el barrio y hemos hecho un censo. En la Malvarrosa tenemos la suerte de disfrutar de algunos parques realmente notables. El parque de Serrería y el paseo marítimo son dos estupendos ejemplos del camino a seguir. Son zonas amplias, luminosas y bien equipadas que los vecinos utilizamos masivamente día tras día. Otros parques son más modestos, pero también cumplen su función como el de la plaza Simón Bolívar o el de la plaza de la Iglesia. Pero, por desgracia, esta no es la regla general de lo que podemos encontrar en nuestro barrio. Todos tenemos cerca algún descampado destartalado y sucio como los de las plazas Moreno Gans, Antonio Eximeno y Río Jiloca.
Para elaborar el catálogo nos hemos basado en la información proporcionada por el propio Ayuntamiento en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En este documento el Ayuntamiento explica cómo cree que debe ser la ciudad, dónde deben estar los parques, los colegios, las casas y los demás equipamientos urbanos. Para ver el estado de las zonas verdes hemos revisado cuáles de las zonas verdes definidas por el Ayuntamiento en el PGOU son realmente parques y jardines y cuántos vergonzosos descampados. Lo que hemos encontrado nos ha sorprendido. En el catálogo hemos encontrado desde asfalto a vías de tranvía. De las zonas marcadas por el Ayuntamiento como verdes en la Malvarrosa, 9 son descampados, 8 parques, 2 jardines, 1 campo de fútbol, 2 rotondas, 1 vía del tranvía, 1 explanada asfaltada y 3 calles. De las 27 zonas verdes, 14 no son realmente verdes y 13 sí lo son.
El PGOU es un plan, podríamos pensar que estas 14 zonas se convertirán en un futuro próximo en zonas verdes, pero lo dudamos. En algunos casos no es posible hacerlo, la vía del tranvía no será verde a no ser que se pinte. Otras zonas ya estaban marcadas como verdes en el anterior plan y llevan 30 años siendo una vergüenza, como las plazas Moreno Gans, Antonio Eximeno y Río Jiloca. Esperemos que esta vez el ayuntamiento cumpla su palabra. Para que no tengamos que volver a denunciar esta situación en el año 2038 tendremos que recordar al Ayuntamiento que tiene el compromiso de urbanizar estas zonas y destinarlas al asueto de los vecinos. Por si esto no fuese poco, el Ayuntamiento prevé destruir un parque en la calle Antón Martín para construir una nueva Jefatura de Tráfico. Tenemos un parque de árboles monumentales completamente abandonado que, en vez de ser recuperado, va a ser destruido. Para ver las fotos y los mapas del catálogo completo podéis dirigiros a la página web de la asociación en amicsmalva.blogspot.com. No solo es un problema serio el de la falta de espacios verdes los descampados son también un problema sanitario. Continuamente están inundados, sirven como vertedero, atraen delincuencia, están llenos de basura y en ellos crecen malas hierbas y medran ratas y todo tipo de insectos.
¿Es este un problema irresoluble? Ya hemos visto que en otras ciudades la situación es muy distinta, pero no hace falta irse tan lejos. No hay descampados insalubres en la calle Colón o en la calle Salamanca. Estamos acostumbrados a que los barrios periféricos estén abandonados, pero se nos helaría la sangre si al ir a la plaza del ayuntamiento nos encontrásemos con un barrizal intransitable. Si hay soluciones para unos barrios, ¿por qué no para otros? ¿Acaso no somos todos iguales? Esta discriminación no sólo la sufrimos en los espacios verdes, los barrios en los que vivimos no se limpian con la misma diligencia. Nunca veremos enseres tirados en la plaza Cánovas durante semanas, pero, por desgracia, esta es una imagen habitual en la Malvarrosa.
El Ayuntamiento tiene el deber de solucionar estos problemas y los vecinos debemos alzar la voz y exigir estas soluciones. Esta situación es intolerable, las zonas verdes son necesarias para poder tener una vida saludable, pero en nuestras ciudades sólo se cuida a los coches. ¿Toleraríamos que durante 30 años la Avenida Malvarrosa hubiese permanecido hecha un barrizal sin asfaltar? ¿Por qué sí lo consentimos cuando se trata de las plazas? ¿Por qué solucionamos primero los espacios destinados a nuestros coches y nos olvidamos del nuestro propio, de los de nuestros mayores y nuestros hijos? Debemos reivindicar vivir en la ciudad, no sólo sobrevivir y el Ayuntamiento debe recordar que ha sido elegido por nosotros para hacer de esta reivindicación una realidad.
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