viernes, 9 de diciembre de 2016

En la Malva siempre es lunes


Intervención de Pepe Barrio en la charla 
de las Jornadas culturales "La Malva que volem"

Hace ya muchos años, un cura amigo, de una de las parroquias de la Malvarrosa, utilizaba esta frase para subrayar que su parroquia, pobre y siempre necesitada, tenía que empezar todos los días de nuevo y siempre luchando contra las adversidades,Y eso es la Malvarrosa, un barrio donde siempre es lunes.
A mí me nacieron en este lugar en la década de los cincuenta. Mis padres, inmigrantes zamoranos, buscaron su vida en un lugar más rico que su tierra natal. Y eso ya es una de las señas de identidad de este barrio: la mezcla de gentes de muy diferentes lugares, culturas, ideologías... y que siempre han sabido convivir sin demasiados problemas. La Malvarrosa es un crisol donde, desde que empezó a desarrollarse como barrio definitivamente, allá por los años cuarenta, esa mezcla intercultural y personal ha estado siempre presente. Gentes de Jaén, de Córdoba, de Zamora, de Cuenca, de Almería, de Teruel... se mezclaron y convivieron. Y, ya en los últimos años, sudamericanos, marroquíes, tunecinos, paquistaníes, afganos, rusos, ukranianos... han venido a enriquecer esa mezcla. Y nunca, subrayo, nunca ha habido problemas de convivencia. Posiblemente porque toda esta gente tienen un denominador común, el pertenecer a clases sociales bajas o medio bajas, que han salido de sus tierras buscándose el pan. Y en contraposición a barrios y pueblos cercanos, que utilizan el valenciano como lengua de comunicación -el Cabañal, Alboraya, Benimaclet-, aquí, la koiné, la lengua común, es el castellano mayoritariamente.
Y precisamente por ese origen social de la mayor parte de sus habitantes es por lo que la idiosincrasia de este barrio es tan personal. Desde que, allá por los años sesenta del siglo XIX, Félix Robillard -dueño de gran parte de la tierra de Malvarrosa y de la Patacona-, diera nombre con su cultivo de un tipo de geranio, la malvarrosa, y su fábrica de perfumes, a este barrio, su supervivencia siempre ha sido difícil. En los últimos años del siglo XIX y principios del XX fue el lugar preferido por la burguesía valenciana para hacerse aquí sus casas de veraneo; esos chalets que conforman la Calle Isabel de Villena pertenecieron en su momento a nombres importantes como Blasco Ibáñez, Sixto Elizondo -socio de Julio Robillard en la fábrica de perfumes- Julio Robillard... Luego, Malvarrosa se convirtió en asentamiento de fábricas y empresas, en donde se empleaban muchos de los habitantes de la zona: la fábrica de carbón Ballesteros, la Papelera, la de Celulosa, la fábrica de alcohol. Poco antes, su cercanía a la playa, la bondad de su clima y la abundancia de yodo provocó que se asentaran aquí hospitales como el de San Juan de Dios -para escrufulosos-,el Sanatorio de la Malvarrosa, hoy hospital -el famoso sanatorio de Don Álvaro-, para problemas de huesos, la clínica del doctor Segura... Y colegios como el llamado internado que, pasando por varias órdenes religiosas -maristas, marianistas-, al final quedó en manos de los escolapios.
Pero será a partir del final de la guerra civil, y sobre todo a partir de los años 50, cuando este lugar empezó a ser más conocido y tenido en cuenta en Valencia y en otros lugares de la geografía española. Las dos riadas, la de 1949 y la de 1957, que tanto afectaron a Valencia, sobre todo a sus clases más humildes, tuvieron su consecuencia aquí, porque atrajeron a población obrera y sin recursos que fue ubicada en los llamados bloques de Astilleros y los bloques del Ayuntamiento, las tristemente famosas Casitas Rosas. En las de Astilleros se asentaron familias trabajadoras de los astilleros del Puerto de Valencia, y fue un asentamiento homogéneo y duradero en el tiempo porque las casas se mantuvieron casi siempre en las mismas ramas familiares. No pasó lo mismo con las Casitas Rosas que fueron cambiando mucho más rápidamente de inquilinos, por lo que la heterogeneidad y la desestructuración contribuyeron a que, a medio y largo plazo, se convirtieran en uno de los problemas más graves del barrio.
Y esa mezcla de gentes a la que hemos aludido arriba, todas con el denominador común de inmigrantes, sin medios económicos, desarraigados... provocó que el barrio se convirtiera en la vanguardia de otros barrios de Valencia y de otros lugares. No olvidemos que estamos en pleno franquismo. Dos de las primeras huelgas más conocidas de los años 50, tuvieron lugar en la Papelera que, aunque ubicada en terrenos de Alboraya, tenía muchos trabajadores de Malvarrosa. Esas huelgas se produjeron en 1951 y 1958. Y nombres como Emeterio Monzón y Dionisio Vacas empezaron a ser muy conocidos. Fueron ellos los que, junto a otros trabajadores llevaron esas huelgas adelante -Dionisio en la de 1958-, y lo pagaron con su despido. Con esos nombres, ya empezó a vislumbrarse que el movimiento ideológico y obrero era muy fuerte en el barrio. Eso se vio mucho más claro en los años 60 y 70. Y por encima de todos los posibles partidos de izquierda en la clandestinidad, sobresalían los militantes del Partido Comunista. No olvidemos que, en esos años, y de forma popular, el barrio era conocido como la “pequeña Rusia”, que ponía a las claras hacia qué lado se decantaban los vecinos tan reivindicativos del barrio. Nombres como Dionisio Vacas, Pepe Borbolla, Paco Bascuñán, Teresa Maiques, Antonio Sanchis, Luchi Montalvo y otros muchos empezaron a ser conocidos en la zona, por ser gente exigente con los derechos de las personas y del barrio. La Malvarrosa estuvo en la vanguardia del país cuando aparecieron las “Asociaciones de Cabezas de familia”, a finales de los 60, que fueron el preludio de las “Asociaciones de Vecinos”. La Asociación de Cabezas de Familia sufrió un atentado en sus instalaciones a principios de los 70. Y a Dionisio le colocaron una bomba lapa en su coche y se lo destrozaron. No hubo responsables de esos actos. Pero podemos imaginarnos de qué parte del abanico ideológico venían y los intereses de quiénes representaban. Pero nunca, y creo que lo puedo decir muy orgulloso de ellos, se achantaron. Y siguieron exigiendo sus derechos como vecinos de un barrio, no marginal, sino marginado, y como ciudadanos de una ciudad que no trataba a todos los vecinos de la misma manera.
Marginado ¿por qué?. Por una razón muy simple, porque nunca llegaban al barrio ni los presupuestos ni las infraestructuras necesarias que sí llegaban a otras zonas de Valencia más cercanas ideológicamente al régimen fascista imperante. Y si se consiguieron cosas fue siempre por el esfuerzo y el tesón de esas personas que hemos nombrado arriba y otras muchas de las que no recuerdo sus nombres. Es llamativo, por ejemplo, que para conseguir un Colegio público de calidad como el de Cavite, la movilización vecinal fuera intensa y duradera. Y como eso todo. Y siempre faltando elementos en las infraestructuras del barrio. Cuando no es la falta de jardines, es la no urbanización de las plazas, o la no existencia de polideportivos o piscinas o bibliotecas, o lugares para nuestros mayores y nuestros jóvenes. Todo eso se ha ido consiguiendo a cuentagotas, como si no nos lo mereciésemos, como si fuésemos ciudadanos de segunda. Y a pesar de todo lo conseguido, seguimos teniendo déficits y seguimos teniendo lugares problemáticos que ningún político se ha atrevido a enfrentar y solucionar. Y hablo de políticos de la izquierda y de la derecha. Todavía quedan plazas sin urbanizar. Todavía no tenemos una biblioteca pública para el barrio como dios manda. Todavía no tenemos un polideportivo para uso del barrio; tenemos el que está junto al chalet de Blasco Ibáñez que tiene unas cuantas canchas de baloncesto y que, estaría dispuesto a asegurar, su uso por parte de los vecinos es muy bajo porque la tradición baloncestística aquí, en malvarrosa, es nula; en su momento, y desde Izquierda Unida del Ayuntamiento, se pidió que ahí hubiera piscina y gimnasio, algo parecido a lo que hay en la Patacona; pero supongo que no interesaba, había que favorecer a alguna escuela de baloncesto, y a algún equipo femenino de renombre.
Cuando se levantó la casa de Blasco Ibáñez, mucha gente pensó que era una buena iniciativa. Cuando se decidió poner ahí un museo, también estuvimos de acuerdo. Pero creo que, y seguro que Don Vicente lo hubiera aplaudido, habría habido espacio suficiente para el museo y para “una biblioteca pública municipal como dios manda”. Hubiera sido la ubicación ideal. No tengo información de cuántos visitantes anuales van a la Casa-Museo, pero me temo que muy pocos en proporción al uso que se le hubiera podido dar como biblioteca pública del barrio.
La Malvarrosa fue marginada por el PSOE cuando dirigió la ciudad hasta el año 91 o 92. Luego, cuando llegó el PP al Ayuntamiento con Rita Barberá, a la Generalitat con Eduardo Zaplana en 1995, y al gobierno central con Aznar en 1996, ese abandono, esa marginación fue absoluta. No olvidemos que en el año 91 el tráfico y consumo de drogas en el barrio era insoportable. El nido de todo ese tráfico estaba en Casitas Rosas. Y el barrio se levantó contra esa situación, y estuvo un año manifestándose diariamente en las “cuatro esquinas” y sufrió una vergonzosa carga policial el 7 de octubre de 1991, acaban de cumplirse los 25 años. Y el problema sigue estando en el mismo sitio. Ya antes, y durante varios años, a través de “Malvarrosa sin droga” se le había exigido a los gobiernos una solución que nunca llegó. De ahí el hastío del barrio cuando salió a la calle el 28 de septiembre de 1991. Muchos todavía recordamos las palabras de Rita diciendo aquello de “en Malvarrosa no volverá a haber drogas”. Pues eso. Por sus obras los conoceréis.
Las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, que trajeron un cambio de gobierno al Ayuntamiento y a la Generalitat, los ciudadanos de este barrio tuvimos un atisbo de esperanza. Las cosas iban a cambiar, o eso creíamos. Los barrios marginados de siempre: Malvarrosa, Cabañal, Nazaret, Ruzafa... podrían empezar a disfrutar de mejor trato y de infraestructuras que hicieran que la vida de sus ciudadanos mejorase ostensiblemente. Todos esos déficits podrían solucionarse. Teníamos un montón de esperanzas de que con esas elecciones y ese cambio de ideología en los gobiernos los barrios se convirtieran en lugares de convivencia y de vivencia, y no solo en ciudades dormitorio. ¿Ha sido así?. Después de año y medio en el poder he de decir que estoy decepcionado. No me sirven las excusas de que no hay dinero, o de la herencia recibida. Y creo que seguimos estando igualmente maltratados. Hace un par de meses todavía estuve hablando con uno de los conductores de esos coches cuba que riegan y limpian las calles. Le pregunté por qué no limpiaban las aceras de la avenida Malvarrosa y adyacentes. Me respondió que ellos hacían lo que les mandaban, y que llamara al 010 para protestar. Me enfadé, no con este hombre sino con mi Ayuntamiento, con mi Generalitat. No es concebible que hagan lo mismo que los anteriores. Estos últimos días parece, creo, que ya se han decidido a limpiar un poco más las calles. Pero es solo un ejemplo. Creo que hay muchos más.
Para terminar, y haciendo de abogado del diablo, voy a subrayar un detalle significativo y que no quisiera que volviera a repetirse jamás. Cuando el 28 de septiembre de 1991 este barrio se plantó y durante un año estuvo manifestándose en las cuatro esquinas de la Avenida Malvarrosa contra el tráfico de drogas y el abandono total del barrio, y sufrió el 7 de octubre de ese año una carga policial bochornosa, quien gobernaba el Ayuntamiento era Clementina Ródenas, PSOE; quien gobernaba la Generalitat era Joan Lerma, PSOE; el delegado del gobierno que ordenó esa carga policial era Francisco Granados, PSOE; el ministro del Interior, que alabó la labor de su delegado con esa carga policial, era José Luis Corcuera, PSOE; y elPresidente del Gobierno era Felipe González, PSOE. Es el mismo partido, socialista y obrero, progresista se supone,que hoy gobierna la Generalitat y está junto a Compromís y Podemos en el Ayuntamiento. ¿Van a seguir los barrios igual de abandonados? Al tiempo. A buen entendedor...

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